La aparición de un submarino hace creer a los habitantes de una isla de la Polinesia Francesa que han vuelto a realizarse pruebas nucleares francesas.
En esta extensa película los silencios musicales son mucho más relevantes en lo dramatúrgico que la música, que fuera de la diégesis es escasa y se aplica para subrayados concretos, en escenas puntuales bien como tránsito o bien para inyectar cierta turbación y toxicidad.