Un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad.
La película usa música preexistente del compositor, de su álbum Seven Days Walking, una serie de temas intimistas y camerísticos, con piano, violín, viola y violoncelo como instrumentos principales.