Un joven que está enamorado de una chica debe someterse a una implacable investigación por parte de su futuro suegro, un ex agente del FBI que no quiere que se case con su hija.
Como ya es habitual en él, el compositor incorpora en este filme canciones interpretadas con su quebrada voz, dos a ritmo de rock y la otra un tema satírico que contiene la esencia melódica de la partitura. En lo que concierne a la parte orquestal, no se aprecia la fuerza y energía de la que estaban dotadas sus obras anteriores, siendo este nuevo trabajo un parco y desangelado intento del compositor por dotar de cierto sentido de humor la película, que no logra remontar en ningún momento.
La monótona sucesión de músicas acaba siendo el principal lastre de esta funcional banda sonora, sin que el empleo puntual de los coros o el cariz grotesco global, apuntado pero no desarrollado, sea suficiente. Así, todo ello no pasa de ser una heterogénea creación tan anodina como insípida.