Durante los duros años de la postguerra, en una zona rural de Cataluña, un niño encuentra en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades sospechan de su padre, pero el pequeño intentará encontrar al culpable.
Partitura poco convencional en sus formas e intenciones, el compositor excluye a los personajes y acontecimientos de sus consideraciones musicales para centrarse en la ambientación del entorno donde todo tiene lugar. Su música es sustancialmente orgánica, surgida de la propia tierra, aunque no hace referencia a la música étnica catalana sino a la condición rural, primaria y atrasada de las gentes.
Está estructurada en torno a un único tema con el que evoca precisamente la dureza y aspereza del entorno, y el resto de temas -todos ellos secundarios- se unen en una misma dirección, que es la de aportar un tono nebuloso, denso, con breves momentos más clarificadores en lo dramático. Y utiliza instrumentos tan poco convencionales como cuencos tibetanos o un llamador de tormentas australiano.