Relato pormenorizado del tormento de Jesús de Nazaret desde el rezo nocturno en el monte de los olivos hasta su crucifixión.
Las características tan complejas en la figura histórica y teológica de Jesucristo hacen difícil -sino imposible- una concreción musical definitoria. Normalmente, en el cine, se ha recurrido a la música sacra, creada bastantes siglos después de su existencia, o a la hebraica, pero siempre conforme a unas interpretaciones libres. Aquí, el compositor opta por combinar música de raiz aramea -para el contexto histórico- con una sonoridad moderna, vital, que en no pocas ocasiones se contrasta con la brutal violencia del filme y le da un tono místico, hermoso. Es extraordinario su uso coral y de la voz de Lisbeth Scott. Reemplazó a la banda sonora rechazada de Jack Lenz, parte de cuya creación se mantiene en tema adicionales.