Atrapada en la granja de su familia, una chica tiene el deber de atender a su padre enfermo, bajo la amarga supervisión de su madre. Con la esperanza de cambiar, sus represiones y ambiciones estallan de una manera horrífica.
Reseña de Marc Musquera:
Todo en esta precuela de X (22) es deliberadamente llevado atrás en el tiempo (menos el horror, muy gore de nuestro Siglo XXI). Y si tenemos un uso del technicolor para darle al filme ese aspecto de película Disney o de los años 50-60, Tyler Bates se asocia de nuevo con Tim Williams para musicalizar el filme a la antigua usanza, con gran sinfonismo y lirismo tan propio de compositores como Bernard Herrmann o sobre todo John Barry, clara inspiración en el maravilloso tema principal que inunda la pantalla tras el primer fotograma.
Aunque hay más temas, los compositores se centran, como la propia película remarca en el título, en la protagonista, Pearl. Y si su drama de época acaba siendo una montaña rusa que lentamente se va perturbando, retorciendo y oscureciendo, su tema principal es otra montaña rusa de variaciones que hablan por su psique, ofreciendo un viaje sonoro y narrativo de primer nivel que empezaba con Barry, transcurre por Herrmann e incluso tiene ecos de la gloriosa era de la Hammer con James Bernard musicalizando a Draculas, Frankensteins y Hombres Lobo... no será la quintaesencia de la música de cine, pero encontrarnos en pleno 2022 con una banda sonora con tanto oficio y tan Golden Age, aunque sea pura metareferencia a una época arcaica y olvidada del cine, es una perla (sic) que merece ser degustada.