Filme de animación ambientado en un pueblo gallego durante la Edad Media, en el que vive un niño con poderes mágicos y que debe enfrentarse a un Obispo dispuesto a implantar su poder mediante la opresión.
Pletórica partitura sinfónica que el compositor arranca con un cautivador tema inicial en el que incluye dos temas centrales de la película: el tema de la magia y el tema del pequeño protagonista (que no es tema de personaje sino de lo que representa, de su aura). El tema de la magia se aplicará en todos los contextos (por mínimos que sean) donde se haga referencia a la magia (la del niño o la de otros personajes), y es un tema sustancialmente estático, en tanto el tema del niño es abierto y dinámico, fortalece al personaje y sirve para involucrar al espectador. Es un tema, de todos modos, no del todo bien empleado en el filme: durante la mayor parte del metraje, el niño no es realmente el protagonista de la película (que narra más el conflicto entre los habitantes del pueblo y la jerarquía eclesial), por lo que su música también permanece en la retaguardia. En una escena concreta, cuando las acciones del pequeño determinan la resolución final del conflicto y la derrota de la maldad, allá donde debería sonar en todo su esplendor su música, de modo expansivo y determinante, el director ha optado equivocadamente por imponer una música más circunstancial, eficiente y poderosa, pero que en todo caso castra el progreso de ese tema, ya el principal, y le impide alcanzar su cénit. Como resultado, el tema principal se presenta en su máximo nivel y esplendor al inicio, y no al final como debería ser en toda lógica. Aún así, se saca buen provecho del mismo, con transformaciones que abarcan lo lírico, lo dramático y el énfasis de la acción, siempre actuando como referencia y columna vertebral donde otros temas ayudan a recrear el ambiente del filme, siendo singularmente destacables dos: el nebuloso y ambiguo tema del Obispo, que no concretiza sus intenciones y ayuda a generar inquietud y expectación por lo que puede llegar a hacer, y el tema de la batalla, aplicado en una sola secuencia convertida en un espectáculo intenso, vivo, majestuoso y épico. Es una obra de factura clásica, directa en sus pretensiones y muy empática. Incluye música adicional de Miguel Cordeiro.