Una joven francesa que vive en Montreal descubre a la vez que su madre ha muerto en un accidente aéreo y que le ha dejado como herencia cuatro millones de dólares de un premio de lotería.
Sentimental banda sonora en la que el compositor desarrolla elegantes melodías con violín y piano, da un toque melancólico muy apacible y discurre mansamente. Se acompaña de Le prince des imposteurs (97).