Una mujer viuda que desde niña y sin saber por qué es muda sin realmente serlo, llega a Nueva Zelanda junto a su hija por un matrimonio concertado con un próspero granjero. Trae consigo un piano, instrumento con el que se comunica, pero el que será su marido se niega a transportarlo. El piano será rescatado por George, un vecino que establece un extraño pacto con ella: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar por él. Ada se resistirá al principio pero ambos terminarán amándose.
Bella pero confusa banda sonora que resulta confusa e incompleta en los propósitos que asume desde el principio. Hay dos temas musicales destacados, ambos asociados directamente a la protagonista, y opuestos: uno es alegre y positivo, en tanto el otro es triste, negativo. Este último cumplimenta bien su función, pero no así el primero, que se aplica en algún lugar donde no tiene sentido, y no se aplica allá donde tendría sentido. Habría sido una obra maestra de tener coherencia.