Versión en acción real y CGI del aclamado cuento sobre una marioneta que se embarca en una trepidante aventura para convertirse en un niño de verdad.
Este es uno de los puntos más bajos en toda la carrera de Alan Silvestri en general y en su trayectoria con Robert Zemeckis en particular: se trata de una banda sonora desangelada, confusa, carente de cualquier atisbo de magia y encanto, y con canciones del todo mediocres. No es suficiente con crear temas orquestales competentemente hechos (es lo mínimo esperable en un compositor de su talla), hay que darles forma, continuidad, estructura, arco dramático y narrativo... nada de eso hay más que temas enfáticos, apartosos, alguno sentimental y un tono general grisáceo, insignificante. El tema de Pinocho está, además, del todo desaprovechado, como muy impostado el uso de la canción When You Wish Upon a Star, del filme de 1940.
Silvestri es responsable directo de las carencias del filme. Son muchas las ocasiones en que las músicas no pueden salvar, ni que lo intenten, filmes del desastre, pero también hay ocasiones en que películas malas son peores por músicas que no saben qué hacer en ellas. Y este es un de esos casos. Un Silvestri a olvidar.