Gargamel descubre la aldea mágica de los Pitufos y provoca con sus malas artes que la abandonen y se dispersen por el bosque. Llegan a Central Park, en Nueva York, donde Gargamel sigue persiguiéndolos.
Insípida partitura que tiene como principal inconveniente su débil estructura temaria y las pretensiones que pretende abarcar y que no llega a completar con suficiente solvencia: el compositor incide en exceso en lo dramático y deja poco espacio para lo humorístico, que gira en derredor de un muy sencillo tema principal sobre el que aplica algunas variaciones. También aporta temas aventureros, pero no hay nada en su conjunto que sea especialmente destacable y en su resultado global acaba siendo una partitura demasiado dispersa, funcional, sin interés y aburrida.