Serie televisiva sobre una trabajadora de un casino con una habilidad innata para detectar mentiras queviaja por Estados Unidos huyendo de su jefe tras un asesinato. En su huida, conoce pintorescos personajes y lugares, en cada uno de los cuales se ve obligada a resolver un homicidio.
Reseña de Javier González:
El realizador Rian Johnson repite la exitosa mezcla de misterio y comedia que le hizo triunfar con Knives Out (19), contando de nuevo para la banda sonora con Nathan Johnson, que compone los temas musicales y escribe toda la partitura de los tres capítulos dirigidos por su primo Rian, dejando la tarea musical del resto de capítulos a Judson Crane. La serie es una road movie por la América profunda, pero también, y sobre todo, es un policíaco procedimental (un caso a resolver por capítulo), homenaje evidente a clásicos de la televisión como Colombo o Murder, She Wrote, incluso con una estética que es puro años 80 (no hay más que ver el pelo de la protagonista, una brillante Natasha Lyonne).
Johnson apuesta por el country y el bluegrass como estilo musical predominante, ideal para retratar el ambiente y la ubicación geográfica de la historia, con el banjo como instrumento destacado y casi omnipresente. El tema principal, que es el tema de la carismática protagonista, capta la esencia del personaje gracias a un solo de banjo rebosante de calidez y buen rollo, mostrando su encanto y bondad, pero también cierta soledad y melancolía, puesto que Charlie está destinada a estar sola, siempre en permanente huída y sin poder encontrar un sitio seguro y estable, véase un hogar. En este sentido, es relevante el encuentro con un familiar en el último episodio de la temporada, donde los Johnson optan por el silencio musical. No hay un tema de la familia ni ningún tipo de música en ese momento, negando a Charlie un futuro en el hogar y obligándola a continuar su constante y solitario viaje.
Para el antagonista interpretado por Benjamin Bratt también se hace uso del banjo, pero mezclado con guitarra eléctrica y creando capas más sucias y oscuras, totalmente alejado de la luminosidad del tema principal. Además, hay otras músicas secundarias para retratar cada uno de los crímenes que se suceden a lo largo de los episodios, con algunos pasajes más convencionales y típicos del género del suspense junto a otros sonidos y recursos más estimulantes, tales como la utilización de copas de cristal (recurso ya explorado por Johnson en Brick), un réquiem con órgano o un divertido tema con vientos madera para representar musicalmente la extraña cata de leña para barbacoas del tercer episodio, uno de los momentos más memorables de toda la banda sonora.