Usuario: Mikel C.G Siw
Fecha de publicación: 05.03.2019
¿Cuáles son las criaturas más maravillosas y extraordinarias de toda la Creación? En mi opinión; las mujeres. Desde muy niño me he sentido imantado por su hechizo, cautivado por su belleza. Y es que las chicas son como una vitamina para los sentidos, sin la cual el mundo se convertiría en un lugar gris y áspero. Las admiro, las respeto, las adoro... y las quiero! Doy gracias a Dios por concebirlas tan hermosas; por crear sus rostros, sus ojos y sus cabellos, y por dar forma a su sensual anatomía, de una perfección divina. Pero las hembras no sólo son valiosas por su apariencia exterior, sino también por la determinación y el arrojo de sus corazones.
John Powell es un romántico enamorado. Basta con repasar los librillos de sus álbumes para percatarse de que todos están dedicados a su esposa, Melinda Lerner. Por desgracia, esta joven mujer falleció hace muy pocos años y, aún así, Powell sigue dedicándole su trabajo, su virtud, su música, consciente quizás de que Melinda nunca se irá del todo, y a la espera de su reencuentro con ella en las sendas de la muerte, donde los ángeles susurran cantos de amor y se puede caminar sobre el sol.
Powell escribió "P.S. I Love You" en 2007. Fue entonces cuando la disfruté por primera vez y supe al instante que se trataba de una pieza muy especial, provista de verdadera sensibilidad y con un discurso fascinante. Ahora, doce años después y tras innumerables escuchas, me sigue apasionando como al principio. Es un poético homenaje al amor, al encandilamiento puro. La banda sonora de Powell va atravesando diversos estados anímicos siempre con gran coherencia en el diálogo entre las distintas músicas, exhibiendo una maestría más que evidente. Powell enriquece además la orquesta con timbres polifónicos y ritmos seductores, y la atmósfera lograda es plácida e inspiradora. Hay ternura, y mucha, pero no resulta empalagosa porque este es un compositor con clase y todos sus instrumentos resuenan deliciosamente.
"P.S. I Love You" merece mi atención y mi complicidad, porque soy un auténtico devoto de esta música y lo que representa. Es una pena que la mayoría del mundo no sepa de su existencia y, sin embargo, haya cantantes horteras que vendan miles de discos y llenen salas de conciertos para adolescentes en celo. Ellos nunca sabrán lo que se pierden.