Rómulo y Remo son dos hermanos pastores que viven cerca del río Tíber. Convencido de que él es más importante que los deseos de los dioses, Remo cree que está destinado a ser rey de la ciudad que encontrará junto a su hermano. Pero su trágico destino ya está escrito. Este increíble viaje llevará a los dos hermanos a crear uno de los más grandes imperios que el mundo haya visto jamás.
(Reseña de Ignacio Marqués Cuadra)
Para este film revisionista sobre el mito de la Fundación de Roma -realizado en latín antiguo- el compositor crea una banda sonora ambiental y dramática que se dispone básicamente para apoyar la recreación del entorno -absolutamente hostil y salvaje- haciendo uso de lo atonal y la electrónica para conseguir un resultado estético muy primitivo y tribal pero también resaltando muchos de los elementos místicos del filme, entre otras cosas con el uso de cantos de niños que también se aplican de forma diegética para algunos rituales. En lo que resta, se aplican temas épicos -muy solventes pero convencionales y zimmerianos- para el énfasis de algunos momentos de acción. Solo se aplica un único tema central para ambos hermanos, primero a Remo y finalmente a Rómulo que, además de otorgar distinción e incluso un aura religiosa, es la única música que aporta cierto contraste aliviador respecto a las otras, también a modo de esperanza para los personajes.