Producción nipona de dibujos animados que narra la odisea de una princesa condenada a morir por un mal incurable que al que se le ha condenado e intenta encontrar aquello que la pueda salvar.
Partitura que sigue la línea que su compositor ha aplicado en distintos filmes de animación japoneses, con melodías románticas y temas espectaculares de estilo sinfónico a las que añade instrumentaciones orientales. Al ser un filme de animación, la música tiene una relevancia destacada, ya que es la que marca tanto la acción como los sentimientos de los personajes. Por ello, el compositor incide mucho en remarcar lo épico y lo romántico, con suntuosas melodías que refuerzan las imágenes en un sentido que deliberadamente es grandilocuente y que subraya con energía la acción, con los oportunos toques de música e instrumentos orientales.
Es una extensa partitura sinfónica con grandes dosis de épica a medida del argumento. Resalta el heroicismo y el coraje de la princesa protagonista, a la que dedica el tema principal, donde predomina un uso oriental de la armonía y es interpretado por la flauta japonesa que le dota de carácter grave pero triste al mismo tiempo. La atmósfera establecida por esta melodía se repite a lo largo del filme, a través de diferentes versiones.