El marqués de Sade es encerrado en prisión debido a su conducta inmoral y a sus polémicos escritos. Desde su prisión, intentará por todos los medios poder seguir publicando sus obras.
El compositor recrea con su música un entorno ambiental lascivo, reforzado con voces corales femeninas, en una partitura que aprovecha las fuentes musicales del período histórico en el que transcurre la acción. Pero también incide en una contundente descripción dramática de la locura y la obsesión, con la que contribuye en parte a desteatralizar la película y hacer más entendible al personaje principal.