Un ex marine se enfrenta a la corrupción en un pequeño pueblo cuando la policía local le confisca injustamente el dinero que llevaba para pagar la fianza de su primo.
Reseña de Javier González:
La música es lo menos interesante de esta notable película, un thriller policiaco con claros elementos de western, que puede recordar en su planteamiento y trama a cintas como First Blood (82) o Cop Land (97). No hay en la partitura absolutamente nada de la sabiduría narrativa de Goldsmith ni del dramatismo de Shore. Aquí hay una música electrónica que solamente funciona a nivel atmosférico para aportar tensión al relato, un planteamiento inicial que puede ser adecuado si luego viene acompañado de otros niveles o significados, que nunca llegan. Los compositores no son capaces, ni siquiera, de intentar brillar en las escenas de acción, donde la partitura resulta insulsa y olvidable. El resultado es un banal colchón musical, monótono y aburrido, que se repite durante dos horas sin ninguna evolución ni implicación dramática o narrativa. Al final de la película, la música intenta torpemente aportar un toque emocional, pero la partitura es demasiado pobre y simple para alcanzar ese objetivo.