Videojuego, precuela de Red Dead Redemption (10) en el que seguimos las aventuras de Arthur Morgan, un forajido miembro de la banda Van der Linde.
(reseña de Ignacio Marqués Cuadra)
Notable banda sonora que, tratándose de una precuela del primer videojuego, mantiene con coherencia algunos elementos estilísticos y temáticos de su universo musical pero también se aleja lo suficiente en su enfoque como para ser un capítulo con una personalidad propia, debido a las nuevas características narrativas y ambientales del videojuego. Se trata de una muy extensa creación, más alejada de la genial recreación casi puramente atmosférica -y muy morriconiana- con la que contó el primer videojuego, para esta vez centrarse más en el aspecto narrativo y dramático de la historia, pero por supuesto sin dar tampoco la espalda a lo ambiental que aquí está mucho más dosificado por la ausencia de música en bastantes partes del juego. Se recurre, de vez en cuando, a referencias del Spaghetti Western, del folk norteamericano y en canciones originales de varios autores -algunas muy notables- destacando Unshaken por su importancia narrativa; o incluso influencias musicales de películas sobre la mafia italo-americana. Pero todo ello está aplicado de un modo muy medido, solo para enfatizar o subrayar ciertos eventos y situaciones -también explicar personajes- con una música en general bastante minimalista -y más fría que la del primer videojuego- con el fin de apoyar esa recreación tan realista, dramática, seca y violenta que el juego consigue también gracias a la música. Las canciones originales están editadas en el álbum The Music of Red Dead Redemption II (19).