Secuela de Mirrors (08), en la que el protagonista consigue un trabajo de guardia de seguridad nocturno en el almacén de su padre, y allí empezará a tener visiones de una joven mujer en los espejos.
A pesar de ser una secuela y de, por tanto, tener un precedente musical, el compositor se esfuerza en tratar la parte musical como si de un filme independiente se tratara y distanciarse, en buena medida, de lo hecho por Javier Navarrete. Obviamente, su música recrea ambientes nebulosos y turbios, pero añade un interesante elemento gótico y decadente, crepuscular, junto a un tono dramático que plasma un color afligido, desalentador y pesimista que contrasta vivamente con el tono demencial de la música hostil.