Un detective investiga el caso de una joven que acusa a su padre de haber cometido un crimen. Cuando el hombre admite su culpa, un psicólogo se incorpora al caso para ayudarle a revivir sus recuerdos reprimidos.
Banda sonora que se desarrolla en los terrenos de la ambientación del misterio y de lo dramático, pero que acaba siendo una obra sin dirección, desorientada, que empieza explicando algo pero que acaba limitándose a rellenar espacios, muchos de ellos innecesariamente, generando una sobresaturación que hace imposible entrar en la película ni atender a la música explicativa, lo que provoca confusión y en consecuencia indiferencia.
Un motivo de aire siniestramente místico para referenciar el misterio y el tema principal dramático, presentado como avance, luego concretizado en la figura de la protagonista y finalmente ampliado a otros personajes aparentan que van a ser los hilos conductores en la narración musical del filme. Pero el motivo acaba diluido y olvidado, y el tema principal acaba por ser débil e irrelevante, perdiendo fuerza en lugar de ganarla.
Pareciera que esta banda sonora ha sido hecha con miedo y desconfianza en la película, como pretendiendo rescatarla de entre los muertos. Y con prisa, sin preparar una estrategia narrativa, conformándose con explicar lo que ya está explicado, sin poner hasta que ya es demasiado tarde la cámara musical desde la perspectiva del protagonista, lo que ayudaría a implicar al espectador.
Esta es una música que no despega, que no trasciende, que resta en lugar de sumar, que distrae en lugar de concentrar. Su casi omnipresencia en escenas menores que se pretenden enfatizar y que como consecuencia devalúan aquellas que son importantes, por sobresaturación, hace que sea una banda sonora aparatosa, impostada, sin vigor ni dramático ni narrativo.