Basado en hechos reales sobre unos judíos que, en la Ucrania de la Segunda Guerra Mundial, se refugian en los densos bosques e inician su desesperada lucha contra los nazis.
Una vez más, el compositor llena la pantalla con elegante refinamiento y sutileza, con música contenida e íntima, sin adornos ni excesos, expuesta de modo transparente y honesto. La obvia referencia hebraica no es el sustento central, como sí lo es la exposición de un mensaje a favor de la dignidad de quienes sufren el acoso de los poderosos. Su música, limpia y directa, llega de modo inmediato y le da al filme una dimensión más profunda, que no busca establecer solo una comunicación emocional sino también intelectual, aportando información con melodías radiantemente bellas.