Un hombre regresa a su pueblo e intenta reconciliarse con su hermano y recuperar a su hija, pero todo se complica cuando encuentra muerta en la carretera a una prostituta amiga de su hija. Comienza a investigar, destapando los trapos sucios de un pueblo en el que nada es lo que parece y donde todos tienen algo que esconder.
Austera y contenida creación dramática en la que el compositor cuenta con la colaboración de la guitarra acústica de Diego Lipnizky, autor este de algunos temas adicionales. La música se desarrolla mansamente, en un muy delicado equilibrio entre la melancolía y la esperanza, pero siempre evitando lo expansivo y fomentando un tono íntimo, introspectivo.