En la Corte del Rey Felipe II andan preocupados: el monarca está empeñado en mantener una vida promiscua y sus consejeros debaten acaloradamente sobre el tema.
Partitura en la que el compositor, además de cumplir con el cometido de ambientar históricamente la película, otorga un adecuado y sutil sentido del humor con una música no exenta de ironía y cierto sarcasmo, en el que un canto con cristalinas voces, «Luz y armonía», toma una posición dominante y relevante en el conjunto de la obra, bien desarrollado en su totalidad, o bien en forma de breves apuntes que se van situando a lo largo de la banda sonora.