Un guacamayo que no sabe volar y que cree que es el último de su especie, y una guacamaya salvaje y de espíritu libre emprenden una aventura en búsqueda de la libertad, acompañados por excéntricos amigos durante el Carnaval de Rio de Janeiro.
Partitura sinfónica en la que el compositor alterna una música seria y solemne con temas festivos brasileños. Gira en derredor de un notable y evocador tema principal, al que recurre con frecuencia como referente del espíritu de libertad y que repercute tanto de modo enfático como dramático. Se trata de una banda sonora musical y estructuralmente sólida, como es habitual en el compositor, aunque lejos de los resultados ofrecidos en otros filmes de animación.