Me sentí profundamente sobrecogido por esta película; una noble producción con un corazón gigantesco. ¿Mortensen? Papelón! Pero no acaban ahí las virtudes de THE ROAD, por supuesto. Rodada de fábula, con una fotografía fascinante y un libreto ejemplar, no es de extrañar que a muchos nos gustara tanto. Y el score, desde mi punto de vista, es precioso. La música no habla en exceso, pero es un ente más en mitad de la tragedia; imprescindible, certero. Aunque padre e hijo no lo perciban, nosotros sí. Como espectadores se nos brindan a veces ese tipo “privilegios” que permiten sentir la película de una forma casi espiritual. El score de THE ROAD es uno de esos milagros. Todo se eleva ante una obra (film y música) como la gran THE ROAD; quizás modesta en apariencia, pero emocionalmente infinita. Empezó y a los cinco minutos ya presentí que esta peli iba a ser grande. Muy, muy grande… Y no me equivoque.

Ambiental partitura que termina por ser un poco repetitiva , pero que funciona, pues describe ese mundo asolado del film ( y el libro ) con vertientes violentas que son un poco difíciles de digerir.El toque esperanzador lo pone el piano,retratando a la familia, algo que se escucha en muchas ocasiones.Una composicion interesante, pero que termina siendo bastante repetitiva ( ofrece casi siempre el mismo esquema temario ) y algo dura.