Una hermosa sicaria de los cárteles de la droga vive una historia de amor y pasión con dos jóvenes de la alta sociedad.
Banda sonora dramática en la que el compositor reduce a lo básico la expresión y sentido de la música, como contraste a un entorno de violencia, desorden y caos (reflejado en la película a través de unas cuantas canciones ambientales). La suya es una creación íntima, austera, directa, que expone de modo muy equilibrado la desolación y el dolor, pero también una moderada esperanza, frágil y vulnerable, con elegancia.