Adaptación del cómic de Neil Gaiman, que mezcla el mito moderno y la fantasía tenebrosa. Después de pasar años encarcelado, Morfeo (el rey de los Sueños) emprende un viaje por diferentes mundos para encontrar lo que le fue arrebatado y recuperar su poder.
Un motivo de cinco notas que es respondido (o completado) por otro de cuatro forman el breve leit-motif referencial de Morfeo y a pesar de su omnipresencia en la serie, donde suena incontables veces, no resulta reiterativo y saturante pues aparte de ser parte del propio personaje y de ir casi siempre con él es una música que enfatiza y amplía adecuadamente su aura de pesimismo, de afectación y dolor pero también de su anhelo de liberación emocional. Es así una música que le complementa, le amplía y le acompaña en su devenir por los acontecimientos de la serie. Es lo mejor y más notable en la creación del compositor, porque además da solidez estructural a la banda sonora y mantiene firme el arco dramático, que se enriquece con otras muchas músicas en distintos tonos y colores (oscuros, luminosos, líricos o siniestros...) que conjuntamente ayudan a recrear los diferentes contextos argumentales y entornos de personajes.