Un marino mercante inicia una relación con una joven brasileña mientras que mantiene relaciones con su ex novia, una doble vida que irá complicando su existencia.
La música de esta película se adscribe en su mayor parte a lo que genera el protagonista, tanto en su exterior como en su interior, y en lo que afecta a quienes le aman. La electrónica para el tóxico que genera a su alrededor, y que no controla pues funciona externamente a él, más bien como avanzadilla de lo que ha de suceder. La música camerística, con ciertas similitudes a la de Alberto Iglesias, aunque solo es una referencia, es para el tóxico que hay en su interior, que le controla y que expone su absoluta debilidad. Acaba destruyendo también a las dos mujeres, especialmente cuando son ellas las que parecen quedarse con la música. Es una obra intimista y de hondo calado dramático.