El Conde Drácula viaja a Italia donde, por ser un país extremadamente católico, lo tendrá más fácil para encontrar vírgenes.
Refinada y elegante creación donde predomina un melancólico romanticismo en un brillante tema principal del que el compositor saca máximo provecho, que contrasta con temas góticos para el entorno decadente. Se acompaña de Flesh for Frankenstein (73).
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