Sexta entrega de Scream (96). Los cuatro supervivientes de la última masacre de Woodsboro dejan atrás su ciudad natal para comenzar un nuevo capítulo en Nueva York.
En la línea de las anteriores entregas, esta es una banda sonora dispuesta para recrear los entornos de terror y también para funcionar como contrapunto de humor, algo retorcido y perverso, con notables momentos corales exagerados y varias referencias a la música del primer filme.