Un grupo de actrices está a punto de estrenar una obra de teatro sobre las visiones que el emperador Carlos V tiene de las mujeres más importantes de su vida en su lecho de muerte. Pero las cosas no salen como estaban previstas.
Esta peculiar película se desarrolla en dos escenarios: los camerinos donde las actrices se preparan y la escena donde actúan. En el camerino el filme es en blanco y negro y en el escenario es en color. Podría deducirse que el compositor también marcaría pautas dramáticas y estéticas paralelas pero es justo lo contrario: las músicas de las actrices (blanco y negro) es viva, emocional, expone las emociones y tensiones de ellas y entre ellas. En el escenario (en color) las músicas aportan un tono lánguido, de ocaso, de oscuridad y finalmente de muerte.