Usuario: Mario Pons
Fecha de publicación: 13.05.2018
Partitura que mezcla música minimalista con algún que otro tema que abarca mucha más orquesta y mucha más instrumentación. Mychael Nyman consigue así crear una banda sonora que sabe intercalar ambos estilos de manera que poco puede aburrir al oyente y espectador, incluso invitándole a vivir los momentos más dramáticos y exhuberantes de las protagonistas y poder llegar a estar vinculados emocionalmente a ellas pero al igual que consigue eso, también puede destrozarte cuando la parte minimalista entra en juego. Es una partitura bastante elaborada y aunque no es la obra maestra que todos podemos pretender de Nyman, es muy efectiva y logra su cometido con creces.
La soledad es uno de los puntos clave de la historia y para ello crea un tema muy nostálgico, dramático y simple a cuerda, con una melodía celestial e incluso épica: la sección de cuerdas, con un violín que predomina entre ellos para crear la melodía principal, está extremadamente coordinada y acompaña de genial manera al tema, que hace que el espectador ya empiece a poder sentirse vinculado al personaje protagonista. Es la música de la soledad y de la protagonista en sí, puesto que ese sentimiento de soledad es el que más inunda a nuestro personaje principal. Una música lúgubre pero con las puertas abiertas a la esperanza y esperando a que otro tipo de música, más luminosa y ampulosa, pueda acceder. Y esa esperanza llegará, más adelante con "à la Folie", el temazo de la banda sonora, del cual hablaremos más adelante.
El tema vuelve a aparecer durante varias ocasiones a lo largo de la película y en algunos de esos momentos, la tonalidad se vuelve más oscura y agreste, mucho más misteriosa e intrigante y más decadente. "the Intruder" es un buen ejemplo de lo que hablamos. Este tema central sufrirá variaciones a lo largo de la película según sea el estado de nuestra protagonista y la partitura será una batalla constante entre el tema de la solitud y la música minimalista y oscura y la música más luminosa y el tema final de la felicidad y la compañía.
Entre los pequeños haces de luz que Nyman nos va lanzando, tenemos un precioso vals llamado "Waltzing the Bird", que es el segundo tema más bello y feliz de la partitura. Funciona como adelanto y como pequeña ayuda a lo que será la completa luminosidad que veremos hacia el final del film: el vals está creado por una sección de cuerdas impresionante y muy elaborada, junto a algunos clarinetes e incluso la aparición de alguna armónica dentro del tema. En lo personal, es uno de los mejores vals que he oído en una banda sonora original y me parece un tema fabuloso.
Así, el resto de la partitura quizá no gana en cuanto a temas dispersos se refiere pero la batalla global entre la soledad y la felicidad está muy bien conseguida y engancha al espectador u oyente para ver qué desenlace tendrá esta historia. Nyman intercala muy bien los temas y hace de la obra una lucha constante y brillante. Va versionando los temas de la soledad con un tema de amor que incluye, que aunque no muy destacable, da un poco de color al conjunto.
Hay incluso una versión del tema de la felicidad pero con una tonalidad muy agresiva y oscura como preludio al final de la batalla musical.
"À la Folie" es el tema que engloba la esperanza y la calidad infinita de felicidad en la vida: un tema que pone fin a la soledad de la protagonista y a la música minimalista que ha ido acompañando al espectador durante la película y la banda sonora. Es el tema más popular entre los aficionados y el que más brilla en la partitura. La sección de cuerdas aquí es soberbia, magnífica y apabullante: una sección más grave es la que da ritmo y armonía al tema mientras que una sección mucho más aguda es la que da forma a una melodía principal llena de luz y calidez. Mientras tanto, el tema va en un "In crescendo" constante y siempre con la sección de cuerdas como protagonista hasta la mitad de la pieza. Después de esta maravillosa mitad de cuerdas, entra en acción la sección de viento para crear una melodía muy pegadiza que acompaña a la parte fregada y la convierte en un festín de alegría magnífica y muy espectacular. Una unión de clarinetes, trompetas y trompas además de violines y violonchelos, todo en conjunto para crear la pieza de la absoluta felicidad en la obra.
7/10