Usuario: Mikel C.G Siw
Fecha de publicación: 31.07.2018
Extraordinaria película de M. Night Shyamalan; una lección de cine en todos los aspectos. Resulta apasionante ver un largometraje como SEÑALES y deleitarse con su energía y su belleza. El modo en que el director va narrando los acontecimientos es sutil y la puesta en escena rebosa inspiración. Y es que esta no es (por si alguien aún duda) una peli de extraterrestres más. La inesperada aparición de estos extraños seres es sólo el telón de fondo de una aventura que en realidad no habla de batallas intergalácticas sino de heridas espirituales. Pues SEÑALES es, ante todo, un recital esperanzador sobre la fe y el destino. Una obra de gran profundidad y destellos de auténtico arte. Además, los personajes de SEÑALES me importan, y mucho. Al verlos a ellos pienso en lo misteriosas que pueden llegar a ser las circunstancias en el devenir de la vida. Y se reafirman mis creencias acerca de que todo tiene un sentido en el universo. Nada pasa por casualidad. La casualidad no existe (al menos para mí). Pues, si existiera, el ser humano también sería una consecuencia directa de la coincidencia, y eso arrebataría cualquier aspiración de trascendencia, de inmortalidad. ¿Por qué brillan las estrellas? ¿Por qué hay agua, bosques y frutos? ¿Acaso están ahí por coincidencia? Muchos creen que sí, y precisamente por eso nunca prestarán atención a las "señales" que se esconden en el lado infinito de las cosas...
James Newton Howard, uno de mis compositores preferidos, ejecuta aquí una obra maestra de inmensa bondad. La amenaza que se cierne sobre los protagonistas está representada mediante una hipnótica música de carácter enigmático; pero no son notas enfermizas sino todo lo contrario. Atraen y seducen pues son como el preludio de un gran amanecer, el primer estímulo del romance. La música que describe a los propios protagonistas es, por su parte, tersa y misericordiosa, muy emocional, y trata de sobrevivir en medio del reguero de sombras que las otras músicas siembran a su alrededor. Y así hasta el final, que es poesía pura, cuando la melodía de la familia se libera de su trágica carga y respira aliviada. Es el renacer del espíritu; la certeza inquebrantable de que nada puede impedir que el bien prospere en este planeta.
SEÑALES, cinematográfica y musicalmente, es realmente hermosa. Una metáfora fascinante que me recuerda que siempre habrá más tiritas que llagas.