Serie televisiva, precuela de The Lord of the Rings: the Fellowship of the Ring (01) ambientada durante la Segunda Edad, la Edad de Númenor.
SPOILERS
Esta banda sonora es capital en la Historia de la música para series televisivas. Es una obra hecha desde la inteligencia, el compromiso y sobre todo el respeto a Tolkien y a la audiencia. Todos sus temas centrales funcionan de modo impecable, coherente, se desarrollan e interactúan entre ellos creando narración y dramaturgia de primer nivel.
De lo que ha venido aconteciendo en sus 8 episodios hemos dado cuenta en sus respectivas fichas:
Asimismo, hemos explicado el desarrollo de todos sus temas centrales en estos vídeos:
Algunas músicas tienen interpretaciones alternativas válidas: el ostinato de Sauron, por ejemplo, puede estar relacionado con Morgoth, lo que se corresponde con la historia de Tolkien. Pero eso solo es comprensible para quienes conocen la historia de Tolkien. Para los que no la conocen, o no la recuerdan, el ostinato está claramente pegado a Sauron: en la segunda temporada, quizás, ya será despegado. Sucede algo parecido con el tono moderadamente oscuro que adquiere en su última intervención el tema de Durin, hasta entonces dicharachero y sentimental: para quienes conocen la historia (la conjura tendrá como consecuencia liberar sin querer al Balrog) es un avance de un acontecimiento; para quienes no la conocen, sin embargo, apunta a que Durin oculta algo que puede resultar maligno. Son visiones alternativas perfectamente defendibles, que aportan visiones sensiblemente diferentes, y lícitas, y que ya se encargará la segunda temporada de encauzar.
Permitir en algunos casos diversos modos de entender una música engrandece el arte de la música en el audiovisual; en otros, claro, es importante que no hayan visiones diferentes, para no crear confusión. El tema de Los fieles, por ejemplo, es también atribuible a Elendil y sus hijos, como tema familiar. En cambio, temas como los de Galadriel, Nori o Númenor no son susceptibles de ser entendidos de otra manera que la expuesta por el compositor.
Hay algo especialmente espléndido en esta banda sonora, que deberá ser referenciado y señalado como un hito: por lo general, cuando un personaje ha querido hacerse pasar por otro o, como en este caso, por miembro de un pueblo al que no pertenece, adopta el modo de hablar, las costumbres, vestidos y cualquier otra cosa que le permita mimetizarse y convencer que es miembro de ese pueblo. McCreary lo lleva a un estadio superior: el impostor se apropia de la música de ese pueblo y se viste con ella, engañando así a las gentes del pueblo, a otros personajes y a la audiencia. Es el caso de Halbrand/Sauron cuando hace suya la música de las tierras del sur, tal y como queda expuesto en el segundo de los vídeos. Esta operación de disfraz musical es una de tantas evidencias de que esta banda sonora es excepcional y única. Inteligente y precisa. Hermosa e intensa. Una obra maestra.