Tercer episodio de la serie televisiva. Arondir se encuentra cautivo. Galadriel y Halbrand exploran un reino legendario. Elendil recibe una nueva misión. Nori se enfrenta a las consecuencias.
Reseña de Conrado Xalabarder e Ignacio Marqués
SPOILERS
El tercero es un capítulo de continuidad musical donde se presentan temas nuevos y se desarrollan los anteriores. Entre los aspectos más significativos se destaca una suerte de alianza musical entre los temas de Galadriel y el que asume Halbrand, especialmente constatable en la escena de prisión, donde los personajes planean una estrategia y sus temas parecen fusionarse. El tema que asume Halbrand adquiere en este episodio un mayor protagonismo, desvelando un cariz moderadamente atormentado, sufriente, muy humano. Su conexión con las Tierras del Sur se reafirma cuando Galadriel le hace la proposición. También evoluciona el tema de Arondir y Bronwyn que los une a pesar de que no estén juntos.
Nori y el extraño también forman algo parecido a una alianza musical, aunque no de manera tan clara como la de Galadriel y Halbrand. El tema de Nori se usa de manera expansiva al final del capítulo con toda su familia (incluyendo a el extraño, que ha sido aceptado). Por un lado está ella y su familia bajo el paraguas de su tema, y por el otro el resto de Hobbits bajo el del tema compartido, tema este que integra musicalmente el concepto de lo tribal con percusiones e instrumentación africana que les da ese carácter de nómadas. Por ejemplo, en la escena en la que los padres de Nori hablan con preocupación sobre que el resto del grupo los deje atrás en el camino, el tema de los Hobbits se utiliza a modo de respaldo, aportando una dramaturgia en las explicaciones del padre, convencido de que no se quedarán atrás. Pero, cuando al final la comunidad les obliga a ir los últimos, estos acaban siendo cobijados bajo la música expansiva de su hija. La música de el extraño, por su parte, también gana fuerza y misterio: su música va haciéndose cada vez más grande. ¿A dónde llevará?
El que será el tema de Adar se presenta al principio del capítulo cuando siguen su rastro, y no vuelve a aparecer hasta el final del episodio, cuando tras la refriega con los orcos estos invocan al líder, sonando el tema de un modo más imponente y tenebroso. Asimismo se presenta el tema de los humanos de Númenor, de gran belleza y expansivo, con el que además se hace referencia a los peligros que corre el lugar y sus gentes. También se da a conocer el tema, en principio compartido, entre Elendil y su hijo Isildur, aunque de momento y en este punto del relato aporta poco más que el evidente afecto entre ambos. Por último, Sauron y su tema flotan en el ambiente del episodio, con algunas apariciones.