Cortometraje de animación ambientado en los días inmediatamente posteriores al lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, sobre un niño que se le aparece a un soldado norteamericano, con quien juega a sombras chinescas.
Hay afortunadas ocasiones en que la música de un cortometraje contiene una partitura tan completa, rica y bien estructurada que la breve duración no hace añorar lo que el compositor podría llegar a hacer aplicándola a un largometraje. Y esta es una de ellas.
El compositor aplica una extraordinaria creación dramática y evocadora, con música sinfónica occidental en la que se integran sonoridades nipones, especialmente a través de flauta. Fusiona a la vez, espléndidamente, dolor y alivio en su magnífico tema principal, tan sobrio como elegante. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio Rex Steele: Nazi Smasher and other Short Film Scores (09).