Miniserie televisiva ambientada en el Japón del siglo XVII, sobre un marinero británico que pasa de ser forastero a samurái, mientras es utilizado como peón en la lucha del líder japonés Toranaga.
Los tiempos en la música para el audiovisual hace mucho que han cambiado y, aunque se han aportado cosas muy estimables e interesantes, en otros aspectos se ha ido a peor no por malo sino básicamente por insignificante: es exactamente lo que sucede con esta lujosa y vistosa serie televisiva que podría y debería haber tenido una lujosa y vistosa música pero no la tiene. Lejos, lejísimos de las aportaciones que en el pasado y para filmes de temática samurái hicieron compositores como John Scott, Maurice Jarre, Jerry Goldsmith o Hans Zimmer, esta es una creación grisácea y anodina, que poco explica y menos eleva. Obviamente tiene aspectos interesantes, especialmente las integraciones musicales niponas y algún tema como el principal, pero en su conjunto se sustenta en texturas y ambientes sonoros que bien podrían haber servido en otros contextos. Nada menos que han hecho falta tres compositores para rellenar de mucho vacío la serie televisiva.