Cuarta entrega de la saga iniciada en Shrek (01), en la que el protagonista vive recluido, anhelando sus días de gloria. Pero se le ofrece volver por un dia a los viejos tiempos a cambio de un dia de su vida. El problema es que el dia escogido es el dia en que nació y, por lo tanto, entra en un nuevo mundo donde no existe ni existió.
Notable cierre de una serie de filmes en los que la música ha tomado un partido muy activo en la dinamización y en el tono humorístico y empático de las aventuras del protagonistas. Aquí, el compositor lo pone todo de su parte y hace derivar hacia conclusiones rotundas todos los elementos melódicos desarrollados en los títulos anteriores, especialmente brillante en lo romántico. Esta es una obra sinfónica que se explica y comprende en función de lo aplicado previamente, que no pretende tener entidad individual aunque cuenta con momentos más que brillantes.