Roma, mediados de los años 40. Una mujer, esposa y madre de tres hijos, aún siendo vejada por su marido y su suegro, consigue siempre de manera honrosa el sustento para sacar adelante a su familia. Pero harta de los maltratos físicos toma una decisión.
En su debut como directora, Paola Cortellesi protagoniza maravillosamente en el papel de un ama de casa en la Italia de la posguerra que sufre constante maltrato físico por parte de su marido y desprecio de su suegro (frase demoledora del suegro a su hijo: no la pegues tanto porque al final se acostumbran y ya no sirve de nada pegarlas). Y a pesar de todo, hay un aire de comedia costumbrista amarga, pero comedia a fin de cuentas, que sirve de contrapunto irónico en el que es un delicado balance que la actriz y directora afronta con valentía y propuestas musicales (super importante!) radicales. Hay dos clases de música: la original de Martichelli y la preexistente, conformada por temas ambientales de la época y por un conjunto de canciones modernas, obviamente anacrónicas, que aportan una perspectiva contemporánea y atemporal a la historia que se relata y al personaje que busca su salida hacia la libertad.
La música original es breve y no tiene pretensiones narrativas pero sí dramatúrgicas: aparece para puntuar momentos emocionales y vivenciales, dramáticos, cómicos, o también sarcásticos, y también de su entorno. Son músicas en cualquier caso que se ajustan al relato presente. Por su parte, algunas canciones clásicas del pop italiano que hablan precisamente de Italia, la de la postal y la simpática: Tu sei il mio grande amore (Lorenzo Maffia, Alessandro la Corte) o M'innamoro davvero (Fabio Concato), otras guardan relación con las vivencias de la mujer: A bocca chiusa (Daniele Silvestri) o La sera dei miracoli (Lucio Dalla) y otras son propuestas estéticas que transportan inmediatamente la historia al Siglo XXI para remarcar que la lucha por el empoderamiento femenino continúa: Outkast (de B.O.B.) es especialmente significativa.