Un periodista escribe una novela que narra la corrupción política en Valencia, con asesinatos que él mismo comete.
Banda sonora que parte de los códigos usuales del género thriller y de misterio que la compositora, en cierta medida, pervierte y revierte para focalizarlos más en lo dramático que en lo ambiental, más en lo psicológico que en el suspense. Es una creación deliberadamente caótica y desordenada, en momentos ilógica, visceral, que expone desolación contenida o muy explícita y que expande una elaborada toxicidad que hace no solo irrespirable el ambiente sino envenena a los propios personajes, contaminándolos con un tono fatídico. Es destacable el silencio musical alrededor de la poderosa y malvada matriarca, que empodera precisamente por no tener música para ella, y la animalidad con la que su música transforma al asesino a sueldo de esta última.