Tras presenciar un incidente extraño que involucra a un paciente, la Dra. Rose Cotter comienza a experimentar sucesos aterradores. Rose debe enfrentarse a su inquietante pasado para poder sobrevivir y escapar de su nueva realidad.
Reseña de Javier González:
El gran éxito del cine de terror en 2022 cuenta con una música tremendamente incómoda y oscura, repleta de sonoridades extrañas que generan desasosiego y angustia. Para lograr esa atmósfera malsana, el compositor chileno ha utilizado diversos elementos: sintetizadores y música electrónica, así como voces humanas simulando jadeos y risas, todo ello combinado con el daxophone, un atípico instrumento de madera frotada con el que ha podido experimentar desde antes incluso del rodaje de la película y del cual ha conseguido un sonido único y diferente a otras propuestas del género.
La partitura cuenta con un inquietante tema aplicado al trauma de infancia de la protagonista, una breve melodía interpretada con metalófono que acentúa su fragilidad y triste pasado. Hay también música coral que acompaña la investigación de los personajes a medida que van averiguando lo que les sucede, unos coros que remarcan el aura maléfica del ente al que se enfrentan y que, cruelmente, les indica el camino a seguir, una senda oscura con destino incierto.
Por momentos puede parecer algo monótona al carecer de un tema positivo que luche o contraste con la música del mal, pero es que no hay esperanza ni oxígeno posible en la historia. Todos los elementos de la banda sonora, también efectos sonoros y silencios, están dispuestos para someter y destruir a la protagonista y, en consecuencia, al espectador. El gran logro de la música, que no tiene una evolución narrativa, se encuentra en las texturas y esa atmósfera absolutamente asfixiante, donde destaca el daxophone, rey de la función y gran hallazgo de la banda sonora, gracias al cual se consigue de forma notable el principal objetivo del filme: dar miedo. Mucho miedo.