Reseña de Javier González:

Tapia de Veer presenta en esta segunda entrega una música predominantemente electrónica, más ruidosa y directa, menos sutil y compleja que la anterior película. Debido a que la protagonista de la cinta es una diva del pop, el compositor toma ciertos elementos de música comercial para pervertidos y manipularlos, retorciendo la música del mundo de la protagonista. En este sentido, la película se hubiera beneficiado de una mayor interacción entre la partitura incidental y las canciones y música diegética de la cantante, que son meramente anecdóticas. Hubiera sido muy efectivo que la música hubiera ido destruyendo gradualmente la música de Skye Riley, pero es una idea que sólo se atisba en la previsible pero bien ejecutada escena final.

Aunque hay algunos (manidos) jumpscares, no se abusa de ellos, presentando la banda sonora un buen equilibrio entre sustos musicales y creación de atmósferas, así como algunos momentos de un intenso suspense conseguido gracias al uso del silencio musical. Se agradece el riesgo del compositor chileno de no repetir la misma fórmula de la primera parte y cambiar de estilo, pero claramente los nuevos elementos no funcionan tan bien como los anteriores, echándose en falta una mayor presencia del daxophone, así como de los coros con voces y risas que tan buenos resultados le dieron en la primera entrega de la saga.