Un joven surfista se precipita por un acantilado y lo que iba a ser una jornada deportiva se transforma en 48 horas de agonía extrema.
El compositor intenta, sin conseguirlo, recrear un entorno progresivamente más opresivo y angustiante, tanto externo como psicológico, y en ese contexto insertar elementos dramáticos que expliquen el tormento y la desolación emocional del personaje. Pero el resultado es en exceso forzado e impostado, sin que llegue a cuajar ni a consolidarse.