Un ejecutivo de porvenir brillante se convierte de pronto en un soplón: mientras informa al FBI de la conspiración de su empresa para fijar precios a nivel multinacional, se contempla a sí mismo aclamado como héroe y objeto de un ascenso.
Tras más de una década retirado del cine, el compositor regresa a primera línea y lo hace con una magnífica creación con la que se rememoran los buenos tiempos en los que el compositor brilló con luz propia. De hecho, probablemente, su asignación al filme se deba a una opción por aplicar en este filme la deliciosa estética de los setenta, de la música ligera y jazz, muy cálida, de la que fue un maestro.
La partitura de este filme se sustenta en muy agradables melodías de acompañamiento ambiental, pero también en temas que dan un tono humorístico, desenfadado y pícaro, especialmente en su notable tema principal. Incluye una canción jazzística con letra de los también clásicos y multipremiados Alan y Marilyn Bergman.