En este bellísimo y conmovedor documental, donde Céline Dion explica con naturalidad su enfermedad, sin melodramatismo y con mucha dignidad, sus canciones forman parte orgánica del filme y adquieren otro sentido: pues cantar es su pasión y el sentido de su vida las que suenan aparecen para iluminarla a ella. Paralelamente está la música de Redi Hasa, que evita completamente lo melodramático y edulcorado, enfatiza la dignidad y muestra la paz y calma interior de la cantante, también sus quiebros. El violoncelo es instrumento absoluto protagonista en una serie de temas refinados y elegantes.