Secuela de Spider-Man: Into the Spider-Verse (18). Miles Morales emprende una aventura a través del multiverso con Gwen Stacy y un nuevo equipo de la Spider People que deben enfrentar a un poderoso villano.
Como hiciera en la anterior película, esta es la banda sonora más de una experiencia que de una historia, más de estilo que de sustancia y contenido. Pemberton participa nuevamente en un festín visual con una creación radical y extrema, que une la música sinfónica con la electrónica y efectos sonoros. Vuelve a emplear el tema principal que aplica en un contexto donde muchas otras músicas (incluso religiosas) ayudan a dar impulso y frenesí a la montaña rusa que es el filme, en un gran espectáculo visual, sonoro y musical que resulta abrumador, excesivo y delirante, y también emotivo y bello. Una locura de incontenible y desbocada pasión en forma de música del todo pegada al resto de la película.