Treinta años después de los sucesos acontecidos en Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi (83), la Galaxia está todavía en guerra. Una siniestra organización, la Primera Orden, ha surgido de las cenizas del Imperio. Los héroes de la resistencia veteranos y nuevos combatientes lucharán contra esa inmensa fuerza.
El compositor firma una contribución a la saga extensa, exquisita e inteligentemente aplicada que sustancialmente gira en torno a la evocación y a la celebración.
Todos los temas preexistentes que se emplean se utilizan con la incorporación de tonos de nostalgia, de mirada al pasado que evidentemente se traslada al espectador: el tema de la princesa Leia o el de amor, por ejemplo, ya no son músicas de gente joven y vital sino que en sus apariciones se resalta la madurez de aquellos a quienes representa. Son ahora hábilmente envejecidos, pero con ternura y muy serenos, y son los más determinantes para darle al conjunto de la película su cariz evocador, su fantástico poso dramático, de elegante y enormemente digno ocaso, que es el contrapunto al sentido inocente del mejor cine de aventuras que representan el grueso de las nuevas músicas. Williams logra, de esta manera, que estas músicas sea claramente músicas del pasado puestas en el presente, pero para evidenciar que han llegado al final de su etapa, o están a punto de ello.
También el tema de la Fuerza es referenciado y cuando aparece lo hace con ese cariz dramático de mirada al pasado, pero no es aquí un tema nostálgico de fin de ciclo, y aunque sí evoca sus buenos tiempos, el compositor hace evidente que está destinado a resurgir, a recuperar todo su poder, dejándolo abierto para su completo resurgimiento en la siguiente entrega de la saga.
Frente a estos temas preexistentes mencionados, y el resto de los que son empleados, hay una serie de temas nuevos a los que se les otorga diferentes rangos de importancia. Los temas de Finn (el soldado desertor) o de Poe Dameron (el piloto) son meramente presentados pero no desarrollados, a la espera de que tengan (o no) mejor destino en la continuación de la saga. En cualquier caso, son completamente ensombrecidos por el más poderoso de los temas centrales en este filme, el de Rey, la nueva heroína. Es un tema de personaje pero es el gran tema de la celebración por la esperanza de un futuro mejor.
Se presenta con ella en sus labores chatarreras en el desierto, y en su vinculación inicial al personaje la explica como un personaje pícaro, que sabe sobrevivir, que es independiente y autosuficiente. Es un tema muy empático y atractivo, muy hermoso, pero no es un tema emocional que hable de sentimientos sino que lo hace de determinaciones y de actitudes, y cuando es llevado al clímax se convierte casi en un himno, en la música que se impone y señala de modo directo la importancia que tendrá este personaje en el futuro.
Kylo Ren (el malvado) no es Darth Vader... y se desespera porque quiere pero no puede siquiera parecerse a él. Es un personaje inseguro, atormentado, con poderes en sus manos y muchas debilidades en su alma. No es Darth Vader y tampoco tiene un tema musical que lo refuerce y le dote de poder. Bien al contrario, se le asigna un tema pero solo para hacer evidente que no va a poder disponer (aún) de él, lo que lo deja en una situación más lamentable y vulnerable: privado de un tema musical, no inspira terror ni siquiera un aura que le signifique mínimamente: no es Dath Vader. Esta información de su fragilidad le llega al espectador precisamente en las ausencias de ese tema apuntado pero no asignado, y lo convierte en un personaje cercano a lo peripatético. Sin duda, porque de lo contrario no tendría sentido haberle dado un tema que apenas se emplea, es solo el comienzo de un proceso y en la próxima entrega se hará con el control de su música. Si fuera así, el uso que se le ha dado en esta sería uno de tantos ejemplos maestros de Williams.
Esta es una banda sonora de evocaciones y lo es de celebraciones. Es una música para explicar la película y también para explicar desde la película, que siendo muy enfática es también muy contenida, que sabe guardarse para momentos determinantes y que, aunque es un puente, un tránsito entre películas, el compositor le da una personalidad propia y específica que es en todos sus momentos una lección de cine.
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