En un tranquilo pueblo familiar durante los años 50, un allanamiento de morada se vuelve mortal, y una familia aparentemente perfecta empezará a hacer uso del chantaje, la venganza y la traición.
Un tema inicial frívolo y desenfadado abre las puertas de una banda sonora que se sumerge en el desenfreno, con músicas para lo grotesco y lo demencial. Funciona a modo de montaña rusa donde se pasa súbitamente de lo siniestro y macabro a lo dramático y sentimental, con deliberado sentido caótico. Se destacan por momentos donde se aparenta referenciar las músicas de Goldsmith o Herrmann, entre otros, a modo de un episodio de la serie The Twilight Zone, aunque en su conjunto, incluso en ese desorden, no acaba de cuajar y queda en exceso despiezada.