Dos adolescentes escapan de un centro de rehabilitación robando un auto a los mormones, pero van a parar a un pueblo que los acoge con hospitalidad, y del que parece no poder huir.
Partitura que se apoya en música country moderna, con guitarras acústicas y algo de sintetizadores, que aparte de ambientar territorialmente la película, confiere un tono activo, dinámico y juvenil.