Secuela de Las aventuras de Tadeo Jones (12), en la que el protagonista asiste a la presentación del último descubrimiento de la arqueóloga Sara Lavroff, un papiro que demuestra la existencia del Collar de Midas. Pero un malvado la secuestra para poder encontrar el talismán y junto a sus amigos tendrá que hacer uso de su ingenio para rescatarla.
Banda sonora sinfónica que sigue la de la anterior entrega, de la que recupera el tema principal de Tadeo, el tema central de Sara y añade un poderoso contratema para el malvado Rackham. Es interesante que los dos temas centrales positivos (el de Tadeo y el de Sara) sean melodías perfectamente contruidas y definidas, al alcance de la comprensión -y participación- de los espectadores infantiles: el principal es heroico y estático, conoce variaciones pero estas funcionan como referencia del personaje, en tanto el tema central de Sara es sentimental y dinámico, es el que lleva la mayor carga dramática y emocional y en determinadas escenas (muy sutilmente) el compositor lo expone delicadamente vulnerable.
Frente a ambos se pretende imponer el contratema, una música que intenta consolidarse a partir de cuatro notas que nunca llegan a cuajar en forma reconocible y evidente. Es un modo hábil de significar la flaqueza e inseguridad de quien aparenta ser poderoso y dominante: la música, en realidad, le niega durante casi toda la película, le expone en su impostura y su vacío, y si bien hay momentos donde parece que sí va a tomar forma, es solo una ilusión: claramente la música del bien se impone a la del mal.
En lo que resta, las músicas secundarias para las acciones y las diferentes localizaciones le dan un empaque al conjunto muy solvente, enfático, épico. Estas músicas diversas son muy elaboradas, más que los temas centrales (que son sencillos para hacerlos más visibles), y se destacan particularmente los aplicados para advertir de las amenazas y personalizar los peligros, que la música transforma en siniestros y viperinos.